Llevo unos días pensando en una pequeña historia, una historia que se puede plasmar en la vida real, quizás mucha gente se pueda dar por aludida si se ve en esa misma situación. Quizás el título no sea el apropiado o me lo podía haber currado más, pero prácticamente se define así: “La vida en un ramo de flores”. Y trata de…
Érase una vez en una pequeña floristería en la que había muchísimos ramos de flores, de todos los colores, lírios, diferentes clases de rosas, tulipanes, amapolas, margaritas, claveles. Pero…algo raro había en un ramo de flores, la manera de formar ese ramo, un ramo de rosas rojas, un ramo lleno de pasión y de belleza, pero…si nos fijamos bien, no sólo hay rosas, sino una margarita blanca preciosa en medio del ramo, sólo que no se aprecia casi.
Esta margarita se veía muy pequeña al lado de esas flores tan bonitas, tan esbeltas, tan insinuantes, al lado de ellas se veía insgnificante y que nadie se iba a fijar en ella. Se sentía…indefensa ya que estaba rodeada de espinas por todos los lados las cuales le pinchaban, le hacían pequeñas heridas. Ella en cierta manera se sentía amenazada, necesitaba escapar de ese ramo, o tener a otra flor a su lado que la ayudase a pelear y hacerse notar ante esas rosas o estar con los suyos y que fuese feliz.
A los días una persona entro a la tienda y pidió un ramo de rosas, lo que la dependienta no se dió cuenta y le dió el ramo donde se encontraba dicha margarita, aquella persona no se dió cuenta hasta que llegó a casa, se asomó a ver ese ramo tan espectacular y vió una pequeña flor escondida en el medio del ramo.
Esta historia puede tener varios finales buenos o malos, quien sabe, el mio espera tener un final feliz, no voy a escribirlo, sino cerraré los ojos y me imaginaré ese final que para mi será realmente bueno.
Creo que las personas que lean esta entrada sabrán cual es el símil de este ramo de flores a la vida real, porque creo que alguna vez en nuestra vida somos una margarita. Una flor de la cual me siento muy identificada y una flor que me gusta más que ninguna, ya que es pura, sencilla, huele genial y puede esconder muchas cosas bonitas, sólo falta que venga alguien a descubrir ese tipo de cosas.
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